lunes, 27 de enero de 2014

GLORIA FUERTES Y SU POESA INFANTIL

Sandra


Biografía:
Gloria nació en Lavapiés, Asistió al Instituto de Educación Profesional de la Mujer, pero sus aficiones eran muy diferentes a las propias de las mujeres de su época.
Su interés por las letras comenzó a una edad muy temprana, pero sus aficiones eran muy diferentes a las de las personas de su época.
Su nombre ha quedado ligado a dos movimientos literarios: la generación del 50 y el postismo, grupo literario de posguerra al que se unió a finales de los 40 y del que formaban parte Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharro y Silvano Sernesi, y en el que también colaboraron Ángel Crespo y Francisco Nieva.
A mediados de los años 70 colabora activamente en diversos programas infantiles de TVE, siendo Un globo, dos globos, tres globos y La cometa blanca los que la convierten definitivamente en la poeta de los niños.
A partir de estos años la actividad de Gloria Fuertes es imparable: lecturas, recitales, homenajes... siempre cerca de los niños; publicando continuamente, tanto poesía infantil como de adulto.
Falleció el 27 de noviembre de 1998, víctima de un cáncer de pulmón, en Madrid.

Su poesía infantil:
Gloria Fuertes publicó durante toda su vida multitud de poemas infantiles, transformándose en una de las mejores poetisas infantiles de la época, y probablemente de todos los tiempos.
Una gran mujer que escribió poemas infantiles dignos de estar a la altura de otros grandes poetas.
Si por algo es reconocida Gloria Fuertes, es por su poesía infantil. Escribió infinidad de poemas dirigidos a los más pequeños, y por ello ha sido conocida como "La poeta de los niños".
Entre sus libros de poesía infantil más destacados se encuentran:
1.      El abecedario de don Hilario
2.      Gloria Fuertes, poeta para todos
3.      Cuentos, cuentos, cuentos - Cangura para todo
4.      Gloria Fuertes Antología poética
5.      365 Glorierías infantiles

Para mí el poema más bonito de Gloria Fuertes se titula : “ a veces quiero preguntarte cosas...”

A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.

A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.

Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.

Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,

y al írtelo a decir mi voz no siento.

Sandra

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