Esta peculiar y dulce historia es la de una niña, que al igual que todos los niños, siente curiosidad por todo lo que le rodea. Su abuelo es su mejor compañía, le cuenta historias acerca del mar, de las estrellas y le lee cuentos en su sillón. Dicha niña mantiene un vínculo afectivo muy intenso con él hasta que el sillón se queda vacío. En ese momento decide que el mejor remedio es guardar su corazón en una botella para protegerlo de todo lo que le pueda causar dolor.
El corazón y la botella describe de forma muy acertada las características que les atribuimos a los niños. Los niños son seres curiosos pon naturaleza que nunca se cansan de preguntar. Además, se asustan ante lo desconocido y se protegen. El tema conductor de este libro es cómo el hecho de que crezcamos hace que seamos menos curiosos, que nos limitemos a aceptar el mundo en el que vivimos sin querer saber más. Y por mucho que después intentemos volver a ese interés innato propio de los niños, es muy difícil ya que según cómo afirma el libro “ya no sabía cómo hacerlo”. La niña con la que se va a encontrar es la que tiene la respuesta en sus manos.
Éste, sin lugar a duda, es un libro que te lleva a pensar, a replantearte esa envidiable sed de curiosidad que todos los niños poseen. Y no sólo a eso, sino que también a reflexionar acerca de cómo afrontan los niños una pérdida, como en este caso, protegiéndose de lo externo.
Las ilustraciones rellenan el hueco que deja vacío el texto. Éstas dan sensación de movimiento y nos muestran los pensamientos de nuestra protagonista. Además el fondo blanco del final, nos da una visión abierta al futuro, a un futuro que no está escrito y que estará lleno de curiosidades.
Desde luego, es otro de los libros que incluiría en una biblioteca de aula infantil, además de por sus brillantes ilustraciones, por el mensaje que puede llegar a transmitir. Un mensaje que no será captado por los niños en el momento, pero que ahí quedará para interpretaciones futuras.
Recomendado por LORENA ARRIBAS
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