Biografía:
Gloria nació en Lavapiés, Asistió al Instituto de Educación
Profesional de la Mujer, pero sus aficiones eran muy diferentes a las propias
de las mujeres de su época.
Su interés por las letras comenzó a una edad muy temprana,
pero sus aficiones eran muy diferentes a las de las personas de su época.
Su nombre ha quedado ligado a dos movimientos literarios: la
generación del 50 y el postismo, grupo literario de posguerra al que se unió a
finales de los 40 y del que formaban parte Carlos Edmundo de Ory, Eduardo
Chicharro y Silvano Sernesi, y en el que también colaboraron Ángel Crespo y
Francisco Nieva.
A mediados de los años 70 colabora activamente en diversos
programas infantiles de TVE, siendo Un globo, dos globos, tres globos y La
cometa blanca los que la convierten definitivamente en la poeta de los niños.
A partir de estos años la actividad de Gloria Fuertes es
imparable: lecturas, recitales, homenajes... siempre cerca de los niños;
publicando continuamente, tanto poesía infantil como de adulto.
Falleció el 27 de noviembre de 1998, víctima de un cáncer de
pulmón, en Madrid.
Su poesía infantil:
Gloria Fuertes publicó durante toda su vida multitud de
poemas infantiles, transformándose en una de las mejores poetisas infantiles de
la época, y probablemente de todos los tiempos.
Una gran mujer que escribió poemas infantiles dignos de
estar a la altura de otros grandes poetas.
Si por algo es reconocida Gloria Fuertes, es por su poesía
infantil. Escribió infinidad de poemas dirigidos a los más pequeños, y por ello
ha sido conocida como "La poeta de los niños".
Entre sus libros de poesía infantil más destacados se
encuentran:
1. El abecedario de don Hilario
2. Gloria Fuertes, poeta para todos
3. Cuentos, cuentos, cuentos - Cangura para
todo
4. Gloria Fuertes Antología poética
5. 365 Glorierías infantiles
Para mí el poema más bonito de Gloria Fuertes se titula : “
a veces quiero preguntarte cosas...”
A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.
A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.
Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.
Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,
y al írtelo a decir mi voz no siento.
Sandra